La biblioteca de Jay Walker

Hace algún tiempo, mi hermano pequeño – el único que tengo – tuvo a bien enviar un mensaje, lírico y sutil como suele ser característico en él. Cabe decir que no mantenemos una correspondencia muy regular, básicamente porque tenemos el teléfono de por medio para contarnos lo urgente y porque él siempre tiene que esperar a estar inspirado (y cuando lo está, no hay quién lo pare). Por eso siempre me alegro cuando recibo algo de él, porque no hay nada mejor para echarse unas risas.

Para dejarlo más claro aún: mi hermano es un poeta. Y aunque siempre he sido yo la que todo el mundo consideraba como carne de carrera de humanidades, ya quisiera yo poseer su labia, tanto escrita como hablada. Y, si algo más debo decir sobre él, es lo bien que me conoce el cabroncete. Pues bien, el mensaje que me remitió este individuo cuya mitad del genoma – estadísticamente – es idéntico al mío fue el siguiente:

Querida brodera:

Estaba yo paciendo por los pastos de nuestro señor, cuando me acordé que tenía que ir a cortarme el pelo. Ya en la barbería, me puse a leer la revista Muy Truñante (¿Interesante? ¿Dislexia?...en fín, Serafín). El caso es que al final de esta prensa de objetivo intelectual JUAS, me trobé con este peaso de artículo fistro sersuarmente hablando, que al verlo se llegó a poner morcillona. ¡QUE PEDAZO DE BIBLIOTECA! Esta, es de un fulano (Jay Walker) forrado de billetes, en la cual aparte de obras literarias de gran calibre, posee trozos de historia por doquier (Un Sputnik, huevos de dinosaurio y dinosaurios fosilizados, una réplica de la luna firmada por 6 de los 12 hombres que llegaron a pisarla (Armstrong, Tintín, Capitán Haddock, Aldrin...). Además hay que decir que es una eminencia con 250 patentes y demás, así se ha montado esta obra de arte.

Te adjunto el link y a la par te envió las fotos en un archivo comprimido.
http://planetagadget.com/2008/10/13/la-extraordinaria-biblioteca-de-jay-walker/

Espero que estés bien, posiblemente te llamo hoy por la noche y te pregunto qué te ha parecido.

Con cariño, tu sistero.

Si echáis una mirada al enlace (y sois bibliófilos), entenderéis lo que quiero decir si declaro que experimenté semejante dilatación ocular, desencajamiento mandibular y exceso de salivación (todo a la vez) que, en la mesa de al lado, mi compañera de tesis puso cara de susto (algo que mis desmanes no habían conseguido desde aquella vez que traje al instituto un bol de ojos de gelatina; parecían de verdad, je).

¡Menudo pedazo de biblioteca! Lo siguiente fue preguntarme si el tipo estaba soltero y si yo tenía posibilidades. (Ya sé que suena raro estar dispuesta a renunciar a la soltería por una espectacular biblioteca – los millones del tío que se los adobe él, mientras me deje leer esas preciosidades –, pero yo soy así).